El punto como elemento gráfico indivisible
Los elementos fundamentales del diseño gráfico son, del mismo modo, elementos fundamentales de la imagen.
Descomponiendo exhaustivamente cualquier imagen bidimensional obtendremos, al menos, alguno de estos elementos.
Cada uno de ellos posee una serie de factores propios que constituyen, asimismo, su propia naturaleza y lo hacen idóneo para determinados fines.
De igual forma que el lenguaje verbal puede descomponerse en diversas unidades de distinta significación, también tenemos un lenguaje no verbal, visual, que puede constituir un alfabeto de significación.
Es decir, que las imágenes podrían descomponerse en unidades de significación más pequeñas en función de algunos de sus componentes: color, línea…
El punto
El punto es un elemento gráfico indivisible.
Es la unidad mínima de comunicación visual, el elemento gráfico fundamental y por tanto el más importante y puede intensificar su valor por medio del color, el tamaño y la posición en el plano.
No es necesario que el punto esté representado gráficamente para tomar fuerza, ya que en cualquier figura su centro geométrico, puede constituir el centro de atención.
No debemos entender aquí el punto como una coordenada X/Y sobre el plano sino, simplemente, como una información gráfica mínima sin un contorno concreto.
El punto es también un elemento de naturaleza estática aunque esta propiedad está sumamente condicionada a la posición que ocupe en el plano y a la interacción con otros elementos.
Dada la escasa información gráfica que el punto aporta en sí mismo, este debe basar su mensaje en factores como el color, la posición dentro de la composición, o su dimensión con respecto a otros elementos.
Desde el punto de vista científico, el punto representa un concepto abstracto que indica con precisión exacta la ubicación de un encuentro, intersección…
En sentido gráfico, el punto es una superficie materializada, es decir reconocible por el ojo humano; es la unidad gráfica mas pequeña, el “átomo”.
Es la unidad mas simple, irreductiblemente mínima, de comunicación visual. Es el elemento plástico básico.
- No es un ente inmaterial, ocupa una superficie sobre el plano.
- Posee sus limites y tensiones internas.
- Es tensión en sí mismo, sin dirección.
- Este será percibido como tal, si en relación al plano que lo contiene y los elementos que lo rodean, su tamaño, es adecuado a la percepción de punto.
El punto posee significación
- Hito
- Referencia de posición
- Indicador, centro irradiador o dispenso.
- Concentrador de tensión.
- Eje del mundo.
- Figura unitaria en fondo neutro, acento, etc.
Su forma externa es variable pudiendo ser circular, triangular, cuadrada, como simple mancha sin características geométricas, etc.
El punto resulta del choque del instrumento con la superficie material, con la base. La base puede ser papel, madera, tela, metal, etc. La herramienta puede ser lápiz, punzón, pincel, pluma, aguja, etc.
El punto está definido por su color, dimensión y sobre todo por el dinamismo que puede reflejar dependiendo de donde lo situemos dentro del plano.
Cuando vemos varios puntos dentro de una determinada composición, por el principio de agrupación, podemos construir formas, contornos, tono o color (como las imágenes de semitonos creadas con tramas de puntos para su composición).
El punto para nuestro uso es material, tiene tamaño, ocupa una superficie, tiene límites que lo separa y lo define de otros elementos.
Como ya dijimos el tamaño y la forma varían, por lo tanto es importantísimo tener en cuenta que un punto es tal con relación a los otros elementos, porque un punto puede transformarse en plano o figura según su escala en relación al entorno.
Otro de los factores que el punto aporta cuando lo observamos en relación con el espacio en que se ubica es su gran poder de atracción, como ya comentamos. Cuando es el único elemento sobre el plano, resulta un referente ineludible. Cualquier “excursión” visual sobre una composición de estas características empieza y acaba irremediablemente en él. Incluso, mientras esta “excursión” se prolonga, el punto sigue actuando como un reclamo constante y potente sobre la atención del espectador.
Visualmente, los psicólogos de las Gestalt explican esto como la generación de un campo de fuerzas (visuales, de ningún modo físicas) que apuntan insistentemente al elemento.
Sin embargo, el punto aporta su significado únicamente cuando interactúa con otro elemento visual. En el mensaje visual más simple que pudiéramos concebir, sería el resto de la composición vacía el encargado de dar sentido al discurso del punto. El discurso de estos dos mensajes visuales debería resultar bien diferente, aun cuando los elementos que lo componen son los mismos.
Esta característica atractiva del punto se devalúa progresivamente a medida que el elemento gráfico tiene que delegar protagonismo en nuevos elementos que añadamos a la composición o al plano. Sin embargo, es difícil que el punto pierda por completo su propiedad de reclamo gráfico.
Analicemos el siguiente mensaje visual
Hemos añadido un tercer elemento. Un segundo punto de las mismas características que el anterior. Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto, vamos a observar detenidamente durante varios segundos el nuevo mensaje intentando analizar como se comportan ahora todos los elementos y cual es el mensaje al que dan lugar.
¿Cómo reacciona nuestra percepción visual ante esto? O, dicho de otro modo, ¿Hacia donde va nuestra vista?, ¿Resulta posible realizar otra “excursión” por la superficie de este mensaje? Quizás.
Lo que está claro es que la trayectoria de este “viaje” se ve altamente condicionada por el trayecto recto que separa un punto del otro.
En el mensaje precedente podíamos hacer deambular libremente nuestra vista por el plano. Únicamente, al aproximarnos hacia el área del punto experimentábamos una notable atracción hacia este.
Ahora tenemos dos puntos repartidos en la composición. Las zonas ajenas a la atracción de sendos puntos son mucho más pequeñas. Por otro lado, el campo de fuerzas visuales que circunda cada punto ha creado un estrecho “pasillo” hacia el otro punto por el camino más corto. Se origina así una tensión extra. Nuestra vista se dirige sucesivamente a un punto y a otro. Resulta casi imposible eludir este juego de fuerzas visuales.
Por factores de nuestra percepción visual que posteriormente expondremos, esta tensión tiende a agrupar ambos elementos creando una dirección dinámica que dirige nuestra vista hacia uno y otro punto.
Curiosamente, este fenómeno da lugar al siguiente elemento fundamental del diseño gráfico, la línea.
La reunión de puntos sobre una superficie es considerada como trama o textura, pues se produce un efecto colectivo tonal según la densidad y/o tamaño de los puntos. Cuando los vemos, los puntos se conectan y por tanto son capaces de dirigir la mirada. En gran cantidad y yuxtapuestos, los puntos crean la ilusión de tono y color con el que se basan los medios mecánicos para la reproducción de cualquier tono continuo.
Según W. Wong la división de la línea crea cuadrados pequeños que pueden ser considerados como puntos. Oponiéndose a algunos de los conceptos anteriores sostiene que a pesar de que la mayoría de las personas tienden a visualizar los puntos como formas redondas que no muestran ninguna dirección cuando se muestran individualmente.
Los puntos cuadrados, con sus ángulos rectos, sí muestran una dirección. También pueden sugerir direcciones alineando los puntos o colocándolos de tal forma que sugieran líneas ocultas.
Resumiendo podemos decir que las principales características del punto son:
Tiene un gran poder de atracción cuando se encuentra solo.
Puede producir sensación de tensión cuando se añade otro punto y construyen un vector direccional.
Da lugar a la creación de otros conceptos como el color cuando aparecen varios puntos en el mismo campo visual.